En la era actual de la ola de digitalización que arrasa el mundo, el concepto de “KYC” ha trascendido sus límites tradicionales, evolucionando desde los procesos de cumplimiento en instituciones financieras hasta convertirse en un elemento estándar para la gestión de usuarios en plataformas de internet. Sin embargo, la mayoría de las plataformas aún entienden el KYC solo como una “herramienta de cumplimiento” — un mecanismo unidireccional, estático y cerrado para verificar identidades. A través de la recopilación de documentos de identidad, números de teléfono, correos electrónicos y otra información, completan el “conocimiento” de los usuarios, con el objetivo principal de cumplir con regulaciones y prevenir riesgos, en lugar de servir verdaderamente al valor del usuario. Este tipo de KYC es esencialmente una estrategia “defensiva” que construye muros de datos, pero no puentes de valor.
El verdaderoKYC no debe limitarse al cumplimiento, sino orientarse hacia el valor. No debe ser una recopilación única de identidad, sino un proceso dinámico y continuo de comprensión del comportamiento del usuario, respeto por sus derechos y devolución de la soberanía de los datos a los propios usuarios. Significa una transición de “Conoce a tu cliente” a “Mantén el valor de tu cliente” — proteger y amplificar continuamente el valor del usuario. La clave para lograr este cambio radica en liberar los datos de comportamiento del usuario de “islas” mediante la cuantificación, la atribución y la circulación, construyendo una “red de valor” en la que usuarios, comerciantes y ecosistema puedan beneficiarse mutuamente.
1. De “registro de datos” a “co-creación de valor”: reconstruir la lógica del KYC
En el modelo tradicional de internet, la plataforma es el “monopolista” de los datos. Cuando los usuarios reservan vuelos en apps de aerolíneas, se hospedan en mini programas de hoteles, escriben reseñas en plataformas OTA — cada acción queda registrada por el sistema, pero rara vez se le atribuye un valor real. Estos datos permanecen en servidores separados, formando “islas de datos”. Los usuarios no tienen soberanía ni beneficios sobre sus datos, mientras que las plataformas optimizan sus servicios y aumentan sus ingresos publicitarios a partir de ellos. Los usuarios, como fuente de datos, se convierten en “proveedores pasivos” de datos.
El verdaderoKYC comienza reconociendo que el comportamiento del usuario en sí mismo es una forma de creación de valor. Cada compra, cada compartición, cada interacción debe ser vista, medida y recompensada. Esto requiere que las plataformas redefinan qué comportamientos son “valiosos” y establezcan un sistema justo y transparente de medición del valor.
Medición unificada del valor: emisión de tokens ecológicos. Proponemos emitir un “token cultural y turístico” basado en blockchain, como moneda común de todo el ecosistema. Ya no será un puntaje privado de una plataforma, sino un medio de valor que circula en múltiples escenarios. La esencia del token es un mapeo digital de los comportamientos del usuario, una expresión tangible de su contribución en el ecosistema.
Definir y cuantificar “comportamientos valiosos”. Por ejemplo, en consumo: gastar 100 yuanes en un hotel afiliado, recompensar con 1 token; comprar entradas a atracciones turísticas, recompensar con 2 tokens; en contribución e interacción: publicar un blog de viaje de calidad, recompensar con 5 tokens; completar una ruta específica, recompensar con 3 tokens; ofrecer sugerencias que sean adoptadas, recompensar con 10 tokens.
Estas acciones se activan automáticamente mediante API y contratos inteligentes, registrándose en la blockchain de forma transparente e inalterable. En este momento, el KYC deja de ser un registro de identidad único y se convierte en un proceso continuo de registro de comportamientos y mapeo de valor. La “comprensión” de la plataforma ya no se basa en etiquetas estáticas, sino en contribuciones de valor dinámicas y cuantificables del usuario. El usuario pasa de ser un “sujeto pasivo de datos” a un “co-creador activo de valor”.
2. De “propiedad de la plataforma” a “soberanía del usuario”: reconstruir el mecanismo de confianza en el KYC
En el modelo tradicional, incluso si los comportamientos del usuario se registran, la propiedad de los datos sigue siendo de la plataforma. Los usuarios no pueden portar, transferir ni usar sus datos en diferentes plataformas. Este “falso KYC” en realidad encierra al usuario en un muro digital, formando una especie de “esclavitud digital” implícita. El verdadero KYC debe realizar una transformación cualitativa de “datos” a “activos” y, mediante tecnología, garantizar la atribución de derechos y devolver la soberanía de los datos a los usuarios.
Crear una identidad digital del usuario (DID). Los usuarios ya no ingresan con número de teléfono o correo, sino con una identidad descentralizada. Este DID es el “pasaporte” del usuario en el mundo digital, completamente controlado por él, sin depender de plataformas centralizadas. El DID no solo identifica, sino que simboliza la soberanía del usuario en el mundo digital.
Vincular activos con elDID. Cada token cultural y turístico que gana el usuario se transfiere automáticamente a su billetera digital vinculada a su DID mediante contratos inteligentes. Las insignias NFT (como “Gourmet” o “Pionero en aventuras”) también se agrupan bajo su DID. Estos activos se registran en la cadena, con propiedad clara e inquebrantable.
Resultado: los datos dejan de pertenecer a la plataforma y se convierten en activos digitales del DID del usuario. La plataforma puede usar los datos para optimizar servicios, pero la propiedad, control y beneficios permanecen en manos del usuario. Este es el verdadero KYC: no solo “conoce a tu cliente”, sino que también “respeta a tu cliente” — respetando sus derechos, reconociendo su valor y devolviendo la propiedad del valor a ellos.
3. De “islas de derechos” a “ecosistema de circulación”: liberar el potencial del valor del KYC
Si los activos del usuario solo pueden usarse en una plataforma, siguen siendo tokens en una “prisión digital”, sin poder liberar su valor real. El verdadero KYC debe promover la circulación de activos dentro del ecosistema, convirtiéndolos en “derechos universales” que cruzan comerciantes, escenarios y aplicaciones.
Tokens como “moneda universal”. Por ejemplo, los tokens acumulados por volar pueden usarse para pagar alquiler de autos; los tokens por dejar reseñas pueden canjearse en tiendas culturales por NFTs conmemorativos digitales; los usuarios con muchos tokens pueden acceder prioritariamente a experiencias especiales en destinos turísticos populares.
NFT como “certificados de derechos universales”. Por ejemplo, poseer un NFT de “Historiador” (token de alma vinculada) permite en otro ciudad acceder automáticamente a audioguías especializadas en museos históricos; tener un NFT de “Miembro Diamante” en un hotel permite disfrutar de descuentos en atracciones colaboradoras.
Datos (a través de SBT) como “activos de crédito y preferencias”. Los usuarios pueden autorizar a alojamientos a consultar su SBT (como “sin daños previos”, “creador de contenido de calidad”), facilitando reservas rápidas y beneficios basados en datos confiables.
En este momento, el KYC deja de ser una herramienta exclusiva de la plataforma y se convierte en una “identidad de valor” autogestionada. No solo representa identidad, sino también crédito, preferencias, historial y derechos. Con su DID y activos en cadena, el usuario puede navegar sin problemas en todo el ecosistema, disfrutando de servicios personalizados y de alto valor. La plataforma, al integrarse en esta red abierta, obtiene perfiles de usuario más diversos y canales de marketing más precisos.
4. Bases técnicas y comerciales para realizar un KYC de valor
Construir una red de valor centrada en el usuario requiere una sólida infraestructura técnica y mecanismos de colaboración comercial.
Alianzas y estándares. Es necesario establecer una “Alianza del Ecosistema Digital Cultural y Turístico”, con empresas líderes, plataformas tecnológicas y organismos de normalización, para definir modelos económicos de tokens, interfaces de datos y protocolos de reconocimiento mutuo. Solo con estándares unificados se puede romper la barrera de las plataformas y lograr interoperabilidad.
Blockchain subyacente. Como capa de liquidación confiable, garantiza que la emisión y circulación de tokens y NFTs sean transparentes y abiertas. La elección entre cadenas de consorcio o cadenas públicas debe equilibrar rendimiento, costo y cumplimiento, asegurando inmutabilidad y trazabilidad.
Contratos inteligentes. Ejecutan automáticamente recompensas, intercambios de derechos y repartos, eliminando intermediarios. El código es la ley; la ejecución transparente de los contratos es clave para generar confianza.
Billetera del usuario. Una billetera unificada, sin fricciones y segura, integrada en apps o mini programas, que gestione DID, tokens y NFTs. La experiencia debe ser “tecnología invisible, valor visible”, permitiendo a los usuarios gestionar sus activos digitales sin entender la tecnología blockchain subyacente.
5. El objetivo final del KYC: devolver el valor humano
El KYC tradicional busca cumplimiento y seguridad para la plataforma. El verdadero KYC, además, busca valor, dignidad del usuario.
Para el usuario: cada compra y participación es un punto de acumulación de activos digitales personales. Estos activos pueden “llevarse consigo” y canjearse por derechos reales y diversos en todo el ecosistema, logrando la visión de “mis datos, mis activos, mis derechos”. La contribución del usuario en el mundo digital es reconocida continuamente, elevando su identidad de “consumidor pasivo” a “co-creador activo de valor”.
Para los comerciantes: acceden a una red de usuarios con alta fidelidad, mediante la emisión de derechos, logrando clientes precisos y canales de marketing. Pueden obtener ingresos compartidos al atender a otros usuarios del ecosistema. Ya no necesitan invertir en sistemas de membresía costosos, sino que participan en una economía digital abierta y dinámica.
Para el ecosistema: se construye un ciclo de valor potente. Los usuarios dejan huella por la circulación de activos, los comerciantes atraen a más usuarios, formando una comunidad digital en constante expansión y autorreforzamiento. Los datos y valores circulan libremente, impulsando a toda la industria a pasar de una competencia de suma cero a una cooperación de ganancia mutua.
Ya no se trata de muros de datos aislados, sino de una red de valor abierta y próspera. Aquí, el KYC deja de ser una barrera para convertirse en un puente — conectando comportamientos y valor, usuarios y comerciantes, datos y derechos. Redefine la relación entre plataformas y usuarios, y reinterpreta el concepto de “confianza” en la era digital.
El verdaderoKYC no es solo para cumplir, sino para crear valor — para que cada usuario vea, respete y amplifique su valor. En el futuro ecosistema digital, solo las organizaciones que comprendan y practiquen realmente esta visión podrán ganar la confianza a largo plazo de los usuarios y liderar la innovación en valor y transformación.
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KYC: ¿El odio profundo se convierte en amor? De los costos de cumplimiento a la máquina de valor
Autor: Zhang Feng
En la era actual de la ola de digitalización que arrasa el mundo, el concepto de “KYC” ha trascendido sus límites tradicionales, evolucionando desde los procesos de cumplimiento en instituciones financieras hasta convertirse en un elemento estándar para la gestión de usuarios en plataformas de internet. Sin embargo, la mayoría de las plataformas aún entienden el KYC solo como una “herramienta de cumplimiento” — un mecanismo unidireccional, estático y cerrado para verificar identidades. A través de la recopilación de documentos de identidad, números de teléfono, correos electrónicos y otra información, completan el “conocimiento” de los usuarios, con el objetivo principal de cumplir con regulaciones y prevenir riesgos, en lugar de servir verdaderamente al valor del usuario. Este tipo de KYC es esencialmente una estrategia “defensiva” que construye muros de datos, pero no puentes de valor.
El verdaderoKYC no debe limitarse al cumplimiento, sino orientarse hacia el valor. No debe ser una recopilación única de identidad, sino un proceso dinámico y continuo de comprensión del comportamiento del usuario, respeto por sus derechos y devolución de la soberanía de los datos a los propios usuarios. Significa una transición de “Conoce a tu cliente” a “Mantén el valor de tu cliente” — proteger y amplificar continuamente el valor del usuario. La clave para lograr este cambio radica en liberar los datos de comportamiento del usuario de “islas” mediante la cuantificación, la atribución y la circulación, construyendo una “red de valor” en la que usuarios, comerciantes y ecosistema puedan beneficiarse mutuamente.
1. De “registro de datos” a “co-creación de valor”: reconstruir la lógica del KYC
En el modelo tradicional de internet, la plataforma es el “monopolista” de los datos. Cuando los usuarios reservan vuelos en apps de aerolíneas, se hospedan en mini programas de hoteles, escriben reseñas en plataformas OTA — cada acción queda registrada por el sistema, pero rara vez se le atribuye un valor real. Estos datos permanecen en servidores separados, formando “islas de datos”. Los usuarios no tienen soberanía ni beneficios sobre sus datos, mientras que las plataformas optimizan sus servicios y aumentan sus ingresos publicitarios a partir de ellos. Los usuarios, como fuente de datos, se convierten en “proveedores pasivos” de datos.
El verdaderoKYC comienza reconociendo que el comportamiento del usuario en sí mismo es una forma de creación de valor. Cada compra, cada compartición, cada interacción debe ser vista, medida y recompensada. Esto requiere que las plataformas redefinan qué comportamientos son “valiosos” y establezcan un sistema justo y transparente de medición del valor.
Medición unificada del valor: emisión de tokens ecológicos. Proponemos emitir un “token cultural y turístico” basado en blockchain, como moneda común de todo el ecosistema. Ya no será un puntaje privado de una plataforma, sino un medio de valor que circula en múltiples escenarios. La esencia del token es un mapeo digital de los comportamientos del usuario, una expresión tangible de su contribución en el ecosistema.
Definir y cuantificar “comportamientos valiosos”. Por ejemplo, en consumo: gastar 100 yuanes en un hotel afiliado, recompensar con 1 token; comprar entradas a atracciones turísticas, recompensar con 2 tokens; en contribución e interacción: publicar un blog de viaje de calidad, recompensar con 5 tokens; completar una ruta específica, recompensar con 3 tokens; ofrecer sugerencias que sean adoptadas, recompensar con 10 tokens.
Estas acciones se activan automáticamente mediante API y contratos inteligentes, registrándose en la blockchain de forma transparente e inalterable. En este momento, el KYC deja de ser un registro de identidad único y se convierte en un proceso continuo de registro de comportamientos y mapeo de valor. La “comprensión” de la plataforma ya no se basa en etiquetas estáticas, sino en contribuciones de valor dinámicas y cuantificables del usuario. El usuario pasa de ser un “sujeto pasivo de datos” a un “co-creador activo de valor”.
2. De “propiedad de la plataforma” a “soberanía del usuario”: reconstruir el mecanismo de confianza en el KYC
En el modelo tradicional, incluso si los comportamientos del usuario se registran, la propiedad de los datos sigue siendo de la plataforma. Los usuarios no pueden portar, transferir ni usar sus datos en diferentes plataformas. Este “falso KYC” en realidad encierra al usuario en un muro digital, formando una especie de “esclavitud digital” implícita. El verdadero KYC debe realizar una transformación cualitativa de “datos” a “activos” y, mediante tecnología, garantizar la atribución de derechos y devolver la soberanía de los datos a los usuarios.
Crear una identidad digital del usuario (DID). Los usuarios ya no ingresan con número de teléfono o correo, sino con una identidad descentralizada. Este DID es el “pasaporte” del usuario en el mundo digital, completamente controlado por él, sin depender de plataformas centralizadas. El DID no solo identifica, sino que simboliza la soberanía del usuario en el mundo digital.
Vincular activos con elDID. Cada token cultural y turístico que gana el usuario se transfiere automáticamente a su billetera digital vinculada a su DID mediante contratos inteligentes. Las insignias NFT (como “Gourmet” o “Pionero en aventuras”) también se agrupan bajo su DID. Estos activos se registran en la cadena, con propiedad clara e inquebrantable.
Resultado: los datos dejan de pertenecer a la plataforma y se convierten en activos digitales del DID del usuario. La plataforma puede usar los datos para optimizar servicios, pero la propiedad, control y beneficios permanecen en manos del usuario. Este es el verdadero KYC: no solo “conoce a tu cliente”, sino que también “respeta a tu cliente” — respetando sus derechos, reconociendo su valor y devolviendo la propiedad del valor a ellos.
3. De “islas de derechos” a “ecosistema de circulación”: liberar el potencial del valor del KYC
Si los activos del usuario solo pueden usarse en una plataforma, siguen siendo tokens en una “prisión digital”, sin poder liberar su valor real. El verdadero KYC debe promover la circulación de activos dentro del ecosistema, convirtiéndolos en “derechos universales” que cruzan comerciantes, escenarios y aplicaciones.
Tokens como “moneda universal”. Por ejemplo, los tokens acumulados por volar pueden usarse para pagar alquiler de autos; los tokens por dejar reseñas pueden canjearse en tiendas culturales por NFTs conmemorativos digitales; los usuarios con muchos tokens pueden acceder prioritariamente a experiencias especiales en destinos turísticos populares.
NFT como “certificados de derechos universales”. Por ejemplo, poseer un NFT de “Historiador” (token de alma vinculada) permite en otro ciudad acceder automáticamente a audioguías especializadas en museos históricos; tener un NFT de “Miembro Diamante” en un hotel permite disfrutar de descuentos en atracciones colaboradoras.
Datos (a través de SBT) como “activos de crédito y preferencias”. Los usuarios pueden autorizar a alojamientos a consultar su SBT (como “sin daños previos”, “creador de contenido de calidad”), facilitando reservas rápidas y beneficios basados en datos confiables.
En este momento, el KYC deja de ser una herramienta exclusiva de la plataforma y se convierte en una “identidad de valor” autogestionada. No solo representa identidad, sino también crédito, preferencias, historial y derechos. Con su DID y activos en cadena, el usuario puede navegar sin problemas en todo el ecosistema, disfrutando de servicios personalizados y de alto valor. La plataforma, al integrarse en esta red abierta, obtiene perfiles de usuario más diversos y canales de marketing más precisos.
4. Bases técnicas y comerciales para realizar un KYC de valor
Construir una red de valor centrada en el usuario requiere una sólida infraestructura técnica y mecanismos de colaboración comercial.
Alianzas y estándares. Es necesario establecer una “Alianza del Ecosistema Digital Cultural y Turístico”, con empresas líderes, plataformas tecnológicas y organismos de normalización, para definir modelos económicos de tokens, interfaces de datos y protocolos de reconocimiento mutuo. Solo con estándares unificados se puede romper la barrera de las plataformas y lograr interoperabilidad.
Blockchain subyacente. Como capa de liquidación confiable, garantiza que la emisión y circulación de tokens y NFTs sean transparentes y abiertas. La elección entre cadenas de consorcio o cadenas públicas debe equilibrar rendimiento, costo y cumplimiento, asegurando inmutabilidad y trazabilidad.
Contratos inteligentes. Ejecutan automáticamente recompensas, intercambios de derechos y repartos, eliminando intermediarios. El código es la ley; la ejecución transparente de los contratos es clave para generar confianza.
Billetera del usuario. Una billetera unificada, sin fricciones y segura, integrada en apps o mini programas, que gestione DID, tokens y NFTs. La experiencia debe ser “tecnología invisible, valor visible”, permitiendo a los usuarios gestionar sus activos digitales sin entender la tecnología blockchain subyacente.
5. El objetivo final del KYC: devolver el valor humano
El KYC tradicional busca cumplimiento y seguridad para la plataforma. El verdadero KYC, además, busca valor, dignidad del usuario.
Para el usuario: cada compra y participación es un punto de acumulación de activos digitales personales. Estos activos pueden “llevarse consigo” y canjearse por derechos reales y diversos en todo el ecosistema, logrando la visión de “mis datos, mis activos, mis derechos”. La contribución del usuario en el mundo digital es reconocida continuamente, elevando su identidad de “consumidor pasivo” a “co-creador activo de valor”.
Para los comerciantes: acceden a una red de usuarios con alta fidelidad, mediante la emisión de derechos, logrando clientes precisos y canales de marketing. Pueden obtener ingresos compartidos al atender a otros usuarios del ecosistema. Ya no necesitan invertir en sistemas de membresía costosos, sino que participan en una economía digital abierta y dinámica.
Para el ecosistema: se construye un ciclo de valor potente. Los usuarios dejan huella por la circulación de activos, los comerciantes atraen a más usuarios, formando una comunidad digital en constante expansión y autorreforzamiento. Los datos y valores circulan libremente, impulsando a toda la industria a pasar de una competencia de suma cero a una cooperación de ganancia mutua.
Ya no se trata de muros de datos aislados, sino de una red de valor abierta y próspera. Aquí, el KYC deja de ser una barrera para convertirse en un puente — conectando comportamientos y valor, usuarios y comerciantes, datos y derechos. Redefine la relación entre plataformas y usuarios, y reinterpreta el concepto de “confianza” en la era digital.
El verdaderoKYC no es solo para cumplir, sino para crear valor — para que cada usuario vea, respete y amplifique su valor. En el futuro ecosistema digital, solo las organizaciones que comprendan y practiquen realmente esta visión podrán ganar la confianza a largo plazo de los usuarios y liderar la innovación en valor y transformación.