El año pasado fui testigo de un caso real a mi alrededor: un amigo convirtió un capital inicial de diez mil yuanes en cinco millones de dólares. No fue cuestión de suerte, sino que se tomó el trading como una ingeniería: repasaba a diario, seguía la disciplina a rajatabla y, al final, consiguió la certidumbre a cambio de tiempo.

Su primera regla de oro es la diversificación. Divide el capital en cinco partes y solo opera con una cada vez; la pérdida máxima por operación es del 10% y la pérdida total del portafolio se limita al 2%. Haz los números: incluso si falla cinco veces seguidas, solo pierde el 10% del capital inicial; pero si atrapa una buena tendencia alcista, recupera todas las pérdidas y aún obtiene ganancias. Esta es la base del interés compuesto: no dejarse liquidar.

Seguir la tendencia es fácil de decir pero difícil de hacer. Cuando baja, siempre quieres comprar el mínimo; cuando sube, temes una corrección, y acabas perdiendo en ambos sentidos. Su método es muy simple: no toca nada en tendencia bajista, y cuando arranca la subida, no vende con prisas, espera pacientemente a que acabe la tendencia. El mercado castiga a los listillos y premia el trabajo constante.

Nunca toca las monedas que se disparan de golpe. Esos activos que duplican en tres días parecen atractivos, pero son una trituradora. Las principales, cuando suben mucho, suelen corregir; las altcoins cuando suben es más bien señal de distribución. Si puedes controlar la envidia y la impulsividad, ya filtras la mayoría de los riesgos.

También utiliza indicadores técnicos, pero sin dogmatismo. Si el MACD cruza al alza por debajo de la línea cero, puede abrir posición; si cruza a la baja por encima, reduce y se va. Hay otra regla contraintuitiva: nunca promediar a la baja cuando pierde, solo aumenta cuando gana. La mayoría hace lo contrario: cuanto más pierden, más compran, y acaban atrapados.

El volumen es lo que vigila más de cerca. Un rompimiento con volumen en zona baja suele significar entrada de manos fuertes; en ese momento, seguir la tendencia suele ser rentable. Combinando la dirección de la media móvil de 3 y 30 días, básicamente puede juzgar si la tendencia se ha iniciado. No persigue modas, solo opera activos con tendencia clara.

Lo más duro es el repaso. Tras cada operación, escribe un diario de trading: por qué compró, dónde se equivocó, si ha cambiado algo a nivel semanal. Ganar dinero no es cuestión de predecir la subida o bajada, sino de aprender de cada operación.

Este método no es complicado; lo difícil es ejecutarlo día tras día. Al final, el mercado recompensa a quienes mantienen la disciplina, soportan la soledad y resisten la tentación.