Hoy al hacer un repaso entendí realmente qué significa la «implacabilidad» del mercado.

Esta mañana, confiaba en que una acción rompería en el nivel 167, y mi plan era muy claro: esperar la señal. Pero durante la sesión, vi que otra acción tenía un impulso aún mayor, y por impulso cambié de posición. Llegó la reversión clásica: la que no vendí subió directamente un 5.5%, y la que compré de repente cayó por debajo del coste.

Perder dinero no es tan doloroso, lo que realmente duele es que este proceso reveló un problema: no fue que me equivocara en la dirección, sino que me dejé llevar por la ilusión de una oportunidad «más atractiva». En ese momento, abandoné mi disciplina original.

Después de tantos años de trading, he entendido que el mercado no le importa si aciertas o te equivocas—lo que realmente castiga son las decisiones tomadas sobre la marcha. Operar fuera del plan siempre tiene la peor tasa de éxito. Tener un plan genera coherencia, y la coherencia es la clave para sobrevivir más tiempo.