Una artista de arte visual algorítmico de Vermont, James Merrill, ha logrado fusionar código y realidad con una idea loca: colaborando con un robot de dibujo personalizado, ha convertido algoritmos generativos en obras de arte reales que son a la vez precisas y defectuosas. ¿Suena contradictorio? En realidad, no lo es. Sus obras precisamente celebran la belleza impredecible de los materiales simulados, al mismo tiempo que exploran cómo la tecnología puede dotar de verdadera vida física a las creaciones digitales.
Toda esta historia sucede en el Hotel St. George de Marfa. Ese fin de semana, Merrill compartió en una entrevista algunos aspectos interesantes: el papel crucial que juegan las emociones en su proceso creativo, por qué la imperfección se ha convertido en el alma de sus obras, y cómo Marfa constantemente inspira a los artistas generativos y fortalece la comunidad.
"Soy James Merrill, artista visual algorítmico. Mi especialidad es usar algoritmos generativos para impulsar estos robots de dibujo, permitiendo que el código cree obras de arte únicas. De esta forma, puedo crear en el espacio digital y también dejar huellas en el mundo físico."
Cuando le preguntaron qué es lo primero que le viene a la mente al crear una nueva obra —¿el código, la imaginación visual o alguna emoción que quiera expresar?— Merrill respondió: "La sensación es el punto de partida de todo." Esta respuesta revela una verdad: incluso los algoritmos más complejos son impulsados por las emociones humanas.
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LayerZeroHero
· hace10h
Espera, ¿algoritmo impulsado + defectos físicos = alma artística? Esa lógica tengo que probarla en la práctica para poder creerla.
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DisillusiionOracle
· hace10h
Algoritmo + robots + arte, suena impresionante pero ¿no es esto simplemente ajuste de parámetros fancy... aunque la idea de que los defectos son belleza, debo admitir que me convence
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NftDeepBreather
· hace10h
El código tiene alma, este tío lo ha entendido
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StealthMoon
· hace10h
¿Para que los robots dibujen todavía necesitan sentir? Este tipo tiene una idea bastante genial
Una artista de arte visual algorítmico de Vermont, James Merrill, ha logrado fusionar código y realidad con una idea loca: colaborando con un robot de dibujo personalizado, ha convertido algoritmos generativos en obras de arte reales que son a la vez precisas y defectuosas. ¿Suena contradictorio? En realidad, no lo es. Sus obras precisamente celebran la belleza impredecible de los materiales simulados, al mismo tiempo que exploran cómo la tecnología puede dotar de verdadera vida física a las creaciones digitales.
Toda esta historia sucede en el Hotel St. George de Marfa. Ese fin de semana, Merrill compartió en una entrevista algunos aspectos interesantes: el papel crucial que juegan las emociones en su proceso creativo, por qué la imperfección se ha convertido en el alma de sus obras, y cómo Marfa constantemente inspira a los artistas generativos y fortalece la comunidad.
"Soy James Merrill, artista visual algorítmico. Mi especialidad es usar algoritmos generativos para impulsar estos robots de dibujo, permitiendo que el código cree obras de arte únicas. De esta forma, puedo crear en el espacio digital y también dejar huellas en el mundo físico."
Cuando le preguntaron qué es lo primero que le viene a la mente al crear una nueva obra —¿el código, la imaginación visual o alguna emoción que quiera expresar?— Merrill respondió: "La sensación es el punto de partida de todo." Esta respuesta revela una verdad: incluso los algoritmos más complejos son impulsados por las emociones humanas.