Recientemente ha surgido un fenómeno interesante: los metales preciosos han subido más del 70% este año, mientras que Bitcoin ha sido relegado. Esto no es solo un cambio en la tendencia del mercado, sino que detrás hay una gran transferencia de fondos hacia activos refugio.

Al mirar los datos, se entiende claramente: en el mercado estadounidense, los metales preciosos están en auge, con inversores tradicionales acudiendo en masa. ¿El resultado? El mercado de criptomonedas empieza a sentir la presión. Aunque el ETF de Bitcoin en físico ya ha captado 570 mil millones de dólares, no puede detener la tendencia de los fondos que migran hacia activos tangibles. Es como una balanza, cuando los metales preciosos suben, las criptomonedas deben ceder terreno.

Lo más doloroso es que este fenómeno ha ocurrido repetidamente en la historia. Cada vez que los metales preciosos y los activos criptográficos entran en conflicto, el mercado enfrenta un momento clave de decisión. Los inversores deben darse cuenta de que esta redistribución de fondos no solo arrastra a Bitcoin, sino que también golpea con más fuerza a las altcoins: una vez que la liquidez se agota, las monedas pequeñas son las primeras en sufrir.

Desde el análisis técnico, Bitcoin se encuentra actualmente en la posición de 88395 USDT. Por debajo, hay un soporte cercano en 87203, y más abajo está el rango de 86619-87566. Si cae a 87203, puede ser una oportunidad para hacer compras, pero si rompe ese nivel, hay que detener las pérdidas. La resistencia superior está en 89432, con una zona de resistencia en 89037-89557, por lo que hay que tener cuidado si rebota hasta allí.

La estrategia actual es sencilla: mantener el soporte para tener oportunidad de rebote, y si se rompe, cerrar la posición a tiempo. Lo más importante es no caer en trampas de liquidez: asegurarse de que las monedas con las que operas tengan suficiente volumen de negociación, para no quedar atrapado.