Aquí tienes una perspectiva interesante sobre cómo las máquinas y la tecnología generan un crecimiento compuesto: cuando la potencia de cálculo impulsa avances tecnológicos sin requerir intervención humana constante, y reinviertes suficientes de esas ganancias en la construcción de hardware aún más avanzado, la riqueza comienza a acumularse a una escala que rara vez hemos visto antes. Es un ciclo de retroalimentación: mejores máquinas producen más valor, lo que financia máquinas mejores, que producen aún más valor. En espacios como las criptomonedas y las redes descentralizadas, esta dinámica se desarrolla de manera bastante clara: una mayor eficiencia computacional se traduce directamente en seguridad de la red, capacidad de procesamiento y incentivos económicos. La pregunta es: ¿qué tan sostenible es esta trayectoria exponencial y quién captura ese valor?