En la elección de inversiones en el sector NFT, en lugar de perseguir frecuentemente tokens de diversos proyectos, es mejor enfocar la atención en la capa de infraestructura ecológica. Ethereum y Solana, como cadenas principales en el ecosistema NFT, soportan el volumen de transacciones y la actividad ecológica más grande, y el valor de sus tokens proviene en mayor medida del efecto de red y del potencial de desarrollo a largo plazo. Flow, por su parte, se especializa en el campo de los NFT de juegos, centrándose en la liquidez de los activos de juego y en la construcción del ecosistema. En comparación, optar por estos tokens de infraestructura ecológica no solo dispersa el riesgo, sino que también permite captar mejor los beneficios del crecimiento de todo el sector, en lugar de ser arrastrado por la volatilidad de un solo proyecto. La estabilidad de estos activos subyacentes es claramente superior a la de los tokens de pequeños proyectos con menor liquidez.