Ser claro en si te gusta o no, eso es asunto tuyo; si yo soy bueno o no, eso es asunto mío. Son cosas diferentes. Me he dado cuenta de que muchas veces no podemos distinguir entre una cosa y otra; en realidad, no están relacionadas. Parece que siempre tendemos a vincular dos cosas no relacionadas, formando una relación causal que no existe. Por ejemplo, una de las conexiones causales más comunes es pensar que alguien no me quiere porque no soy lo suficientemente bueno. Pero si realmente te detienes y usas tu lógica, verás que si alguien no me quiere y si no soy lo suficientemente bueno, en realidad, son dos cosas diferentes. ¿Verdad? Porque puede ser que ahora mismo esa persona no tenga energía para una relación, o que simplemente no sea mi tipo. Estas razones no implican que yo sea malo. Sin embargo, nuestro cerebro tiende a hacer esas conexiones causales, pensando que si alguien no me quiere, debe ser porque no soy lo suficientemente bueno o talentoso. Entonces, intento mejorarme a mí mismo, convertirme en alguien más competente, para que esa persona termine queriéndome. Pensar así es un error. Porque así no haces más que querer cambiarte constantemente y buscar asegurarte de tu posición en la mente de los demás.