Tras la aprobación del ETF de Bitcoin al contado, una cantidad astronómica de fondos está ingresando en el mercado. Ante esto, la evaluación social presenta una polarización. Por un lado, algunos lamentan que “el Bitcoin haya sido incorporado al sistema financiero tradicional, perdiendo su espíritu original y desviándose de su propósito”; por otro lado, muchos se deleitan con la sensación de victoria, proclamando que “Wall Street ya ha rendido homenaje al Bitcoin”.
Sin embargo, esta lógica de “quién gana y quién pierde”, que solo ve en blanco y negro, es precisamente la perspectiva más tonta para ocultar la verdadera esencia del evento. El fenómeno actual no es simplemente una victoria o derrota en una guerra de capitales. Debe interpretarse como un “gran cambio” en la historia de la civilización que representa una transformación radical en la visión humana del dinero, y también como un proceso de “iluminación” a gran escala diseñado por Satoshi Nakamoto.
En primer lugar, enfrentemos los hechos. El código de Bitcoin no ha cambiado ni una línea. ¿Significa eso que, por la entrada de gigantes como BlackRock y Fidelity, la red de Bitcoin emite más monedas o abre puertas traseras sujetas a censura? Absolutamente no. Bitcoin no ha hecho ningún compromiso, sigue erguido y firme.
Lo que ha cambiado no es Bitcoin, sino la perspectiva del mundo sobre el dinero.
Hace apenas unos años, el mundo todavía estaba atrapado en la doctrina keynesiana de que “la inflación moderada es una fuerza necesaria para el crecimiento económico”. La moneda deflacionaria era vista como una enfermedad que destruía la economía. Pero al ver a los bancos centrales de todos los países imprimir dinero sin restricciones y la devastadora depreciación de sus valores, el espíritu de la época ha cambiado drásticamente.
El público y las instituciones finalmente han despertado: lo que necesitamos es una moneda cuyo valor no pueda ser perjudicado por decisiones arbitrarias del poder estatal o de unos pocos élites, una red que no pueda ser detenida por nadie, y un sistema impulsado por protocolos in corruptibles.
Las instituciones comienzan a incorporar Bitcoin en sus carteras de inversión, no porque hayan fracasado ni porque Bitcoin se haya deteriorado. Es porque, frente a esta dura verdad matemática, finalmente han abierto los ojos. La transformación del sistema financiero tradicional en su autoconciencia, en comparación con Bitcoin, no es tanto una “rendición”, sino un acto de “devoción” y “despertar” hacia la verdad.
Lo que Satoshi Nakamoto otorgó al mundo en 2008 no fue simplemente un activo especulativo. Lanzó una pregunta fundamental a la humanidad: “¿Qué es el dinero verdadero?” Los últimos quince años han sido una ardua búsqueda para encontrar esa respuesta.
Lo que estamos presenciando no es una confrontación entre Bitcoin y el sistema tradicional. Es el anuncio de la desaparición paulatina de la era de las monedas fiduciarias arbitrarias, y la llegada de una era de “iluminación” basada en un nuevo estándar monetario fundamentado en la confianza mecánica. Si aún hay tiempo para discutir quién gana y quién pierde, sería mejor entender primero las leyes del mundo que ya han sido redefinidas.
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
[Editorial] La fiebre del Bitcoin en Wall Street, el preludio de una "gran transformación monetaria"
Tras la aprobación del ETF de Bitcoin al contado, una cantidad astronómica de fondos está ingresando en el mercado. Ante esto, la evaluación social presenta una polarización. Por un lado, algunos lamentan que “el Bitcoin haya sido incorporado al sistema financiero tradicional, perdiendo su espíritu original y desviándose de su propósito”; por otro lado, muchos se deleitan con la sensación de victoria, proclamando que “Wall Street ya ha rendido homenaje al Bitcoin”.
Sin embargo, esta lógica de “quién gana y quién pierde”, que solo ve en blanco y negro, es precisamente la perspectiva más tonta para ocultar la verdadera esencia del evento. El fenómeno actual no es simplemente una victoria o derrota en una guerra de capitales. Debe interpretarse como un “gran cambio” en la historia de la civilización que representa una transformación radical en la visión humana del dinero, y también como un proceso de “iluminación” a gran escala diseñado por Satoshi Nakamoto.
En primer lugar, enfrentemos los hechos. El código de Bitcoin no ha cambiado ni una línea. ¿Significa eso que, por la entrada de gigantes como BlackRock y Fidelity, la red de Bitcoin emite más monedas o abre puertas traseras sujetas a censura? Absolutamente no. Bitcoin no ha hecho ningún compromiso, sigue erguido y firme.
Lo que ha cambiado no es Bitcoin, sino la perspectiva del mundo sobre el dinero.
Hace apenas unos años, el mundo todavía estaba atrapado en la doctrina keynesiana de que “la inflación moderada es una fuerza necesaria para el crecimiento económico”. La moneda deflacionaria era vista como una enfermedad que destruía la economía. Pero al ver a los bancos centrales de todos los países imprimir dinero sin restricciones y la devastadora depreciación de sus valores, el espíritu de la época ha cambiado drásticamente.
El público y las instituciones finalmente han despertado: lo que necesitamos es una moneda cuyo valor no pueda ser perjudicado por decisiones arbitrarias del poder estatal o de unos pocos élites, una red que no pueda ser detenida por nadie, y un sistema impulsado por protocolos in corruptibles.
Las instituciones comienzan a incorporar Bitcoin en sus carteras de inversión, no porque hayan fracasado ni porque Bitcoin se haya deteriorado. Es porque, frente a esta dura verdad matemática, finalmente han abierto los ojos. La transformación del sistema financiero tradicional en su autoconciencia, en comparación con Bitcoin, no es tanto una “rendición”, sino un acto de “devoción” y “despertar” hacia la verdad.
Lo que Satoshi Nakamoto otorgó al mundo en 2008 no fue simplemente un activo especulativo. Lanzó una pregunta fundamental a la humanidad: “¿Qué es el dinero verdadero?” Los últimos quince años han sido una ardua búsqueda para encontrar esa respuesta.
Lo que estamos presenciando no es una confrontación entre Bitcoin y el sistema tradicional. Es el anuncio de la desaparición paulatina de la era de las monedas fiduciarias arbitrarias, y la llegada de una era de “iluminación” basada en un nuevo estándar monetario fundamentado en la confianza mecánica. Si aún hay tiempo para discutir quién gana y quién pierde, sería mejor entender primero las leyes del mundo que ya han sido redefinidas.