El Congreso de Estados Unidos está instando a la SEC a incluir activos criptográficos como Bitcoin en los planes de jubilación 401(k).

Es importante saber que el 401(k) es la herramienta de pensiones más conservadora y convencional en Estados Unidos, donde normalmente se ahorra un poco, la empresa aporta otro poco, y se espera tener una pensión mayor en el futuro. Ahora, alguien ha sugerido que también se pueda asignar algo de Bitcoin y otros activos digitales a las pensiones.

Los legisladores que impulsan esta iniciativa han escrito una carta al presidente de la SEC, Paul Atkins, en la que expresan que las reglas actuales de valores son demasiado antiguas y restrictivas, dejando a los inversores comunes excluidos de las nuevas categorías de activos, lo cual no es muy razonable. Además, mencionan los estándares para inversionistas acreditados y cuestionan por qué solo las personas con más activos pueden participar en inversiones tempranas y mercados alternativos. ¿Acaso los particulares no tienen derecho a elegir?

Desde mi punto de vista, esta cuestión tiene aspectos positivos y negativos.

Lo positivo es que las autoridades reguladoras están mostrando una postura más flexible y comienzan a reconocer que los activos digitales son parte del mercado moderno. Para el público general, en el futuro, las carteras de jubilación podrían incluir algo de Bitcoin, dejando de ser solo acciones y bonos. Desde la perspectiva de diversificación de riesgos, esto en realidad representa una mejora en la composición de activos.

Por otro lado, también hay aspectos negativos. La volatilidad de los activos digitales es muy alta, y poner dinero de la pensión, que no se puede perder fácilmente, junto con criptomonedas, implica riesgos inherentes. Lo más importante es que, si la regulación y la comunicación no son adecuadas, algunos pueden malinterpretar que el gobierno permite que Bitcoin entre en los planes 401(k), ¿es una garantía oficial? Este malentendido puede ser más peligroso que las fluctuaciones de precios. Además, la política estadounidense cambia con los gobiernos, lo que añade incertidumbre.

En conjunto, esta iniciativa representa una oportunidad y también un desafío. La regulación ha comenzado a abrir una puerta, pero cómo se avanzará y qué alcance tendrá dependerá de cómo se implementen las próximas reglas.

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