El presidente de la Reserva Federal reveló recientemente varias señales clave en su conferencia de prensa.

Recordó que durante la expansión económica que duró una década antes de la pandemia, la mayoría de los nuevos empleos se concentraron en el sector de bajos ingresos. Un periodista preguntó sobre la debilidad del mercado inmobiliario: ¿esta bajada de tasas podrá reactivar el mercado de viviendas? Su respuesta fue bastante clara: las dificultades del sector inmobiliario son profundas. La oferta de viviendas ya era limitada, durante la pandemia esas personas compitieron por aprovechar las hipotecas con tasas extremadamente bajas, y además en los últimos años la construcción de nuevas viviendas se ha desacelerado notablemente, haciendo que la brecha entre oferta y demanda crezca aún más. Pero subrayó un punto: solucionar el problema de la vivienda no es tarea del Federal Reserve.

Otro periodista llevó la conversación a la inflación. La inflación en servicios está en descenso, ¿se reducirán las tasas varias veces más en el futuro? La actitud del presidente de la Reserva Federal fue bastante prudente: la presión inflacionaria actual proviene principalmente de las políticas arancelarias, que están elevando los precios de los bienes, y esto es más una perturbación puntual que una presión persistente. ¿Y en cuanto a una mayor bajada de tasas? Tras discusiones internas, creen que la posibilidad no es muy alta.

Estas palabras contienen bastante información. La expectativa de recortes de tasas se ha enfriado, la causa de la inflación está clara, y el problema inmobiliario se ha trasladado a la política. ¿Cómo debe interpretar el mercado estas señales? Cada uno que saque sus propias conclusiones.