El 8 de diciembre llegó una noticia de gran relevancia: la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC) ha puesto fin oficialmente al proceso de investigación de dos años sobre Ondo Finance. El documento oficial lo deja claro: no existen conductas ilícitas, no habrá demandas ni se impondrán sanciones de ningún tipo.

La historia se remonta a octubre de 2023. En ese momento, la SEC centró su investigación en el producto de bonos estadounidenses tokenizados lanzado por Ondo, siendo el principal punto de controversia la calificación de los tokens ONDO como valores. Esta revisión maratoniana de cumplimiento regulatorio supuso una considerable presión operativa para el equipo del proyecto.

Ahora, con el asunto zanjado, el dictamen del equipo de investigación ha sido rotundo: tras una revisión exhaustiva, no se ha encontrado ningún fallo de cumplimiento que deba ser perseguido. El equipo de Ondo, por fin, puede respirar tranquilo.

Aún más relevante es el cambio sistémico en la actitud regulatoria. Ya no se trata de un caso aislado. Desde la llegada del nuevo presidente de la SEC, Paul Atkins (reconocido en el sector por su actitud favorable hacia las criptomonedas), varios casos pendientes han dado un giro: la demanda contra uno de los principales exchanges, la larga disputa con Ripple, el bloqueo regulatorio de Kraken y ahora el caso de Ondo, todos han comenzado a resolverse mediante acuerdos o la retirada de cargos.

El ambiente de cumplimiento normativo en todo el sector cripto está experimentando una mejora visible.

¿Qué significa esta noticia para los participantes habituales? En pocas palabras:

**Primero, los bonos estadounidenses tokenizados (es decir, el sector RWA) reciben un respaldo de reconocimiento oficial.** Productos como el BUIDL de Ondo y BlackRock, o el fondo BENJI de Franklin Templeton, tienen ahora un camino regulatorio más claro para los activos tradicionales en blockchain.

**Segundo, la naturaleza del token ONDO deja de ser ambigua.** Si la SEC ha concluido la investigación sin objeciones, significa que su diseño como token utilitario se sostiene dentro del marco normativo actual.

**Tercero, una mayor seguridad regulatoria influirá directamente en las decisiones de asignación de capital institucional.** Cuando la política deja de ser una amenaza constante, las dudas de los inversores tradicionales para entrar en el sector se reducen considerablemente.

En definitiva, este relajamiento de la política regulatoria supone un respiro largamente esperado para la industria cripto. Cuánto tiempo durará, dependerá de los detalles de la aplicación futura de la normativa. Pero, al menos por ahora, los equipos que trabajan en proyectos RWA conformes pueden dormir un poco más tranquilos.