Voy a contar una historia real: hace unos días, un colega mío compró USDT y, de repente, le congelaron la tarjeta bancaria. Se quedó totalmente en shock.

Ahora que se acerca el final del año, los controles regulatorios están especialmente estrictos. En este momento, de verdad no recomiendo hacer ingresos y retiros frecuentes; si puedes esperar, mejor espera.

No subestimes la importancia de elegir bien al comerciante. Si ves que la licencia o credenciales no son fiables, aunque el precio sea más bajo, ni lo toques. Si pasa algo, ni siquiera sabrás a quién reclamar. Fíjate bien en el historial de transacciones y la puntuación de crédito; dedicar dos minutos más siempre es mejor que acabar con la tarjeta congelada.

Mi costumbre es usar Alipay, con importes pequeños cada vez, divididos en varias transacciones poco a poco. Aunque es más trabajoso, al menos es seguro y así duermo tranquilo.

A final de año, todos los departamentos están intentando cumplir sus KPIs y los sistemas de control de riesgos vigilan como halcones. Nosotros, los usuarios, tenemos que ser conscientes y no meternos en problemas por la prisa de convertir a efectivo.

Puede sonar brusco, pero es la verdad: el dinero sólo cuenta cuando está seguro en tu bolsillo; si está congelado en la tarjeta, por mucho que sea, no es más que una cifra.