#数字货币市场洞察 Esta oleada de regulación ha llegado con más fuerza de lo que muchos imaginaban. Mucha gente sigue observando desde la barrera, pero en realidad las zonas grises ya están siendo atacadas de forma precisa.

Primero, hablemos de aquellos que hacían negocio con USDT mediante el “puntaje” (cambiar dinero para terceros y ganar una comisión). Antes, ayudaban a otros a cambiar divisas en el mercado OTC y ganaban algo con la diferencia de comisiones, pero ahora esto se ha calificado directamente como actividad financiera ilegal. Una vez marcada la línea en el pago y liquidación de fondos, básicamente es una sentencia de muerte. Y lo más problemático es que aquellos registros de transacciones sospechosas de antes pueden ser revisados e investigados.

Tampoco es fácil la situación para los desarrolladores técnicos. Aquellos monederos anónimos, mezcladores de monedas y puentes cross-chain que antes todos alababan, ahora pueden ser fácilmente acusados de “asistir actividades delictivas”. Quienes ofrecen estos servicios pueden pisar la línea roja legal en cualquier momento.

En cuanto a los equipos de los proyectos, aún peor: emitir tokens, manipular el precio, contratar a gente para inflar la popularidad… todas estas operaciones ahora cuentan como actividades financieras ilegales. No solo los propios proyectos corren riesgos, sino también los equipos de promoción y socios de marketing nacionales pueden verse implicados.

¿Y los usuarios comunes? Tener criptomonedas en sí quizá aún no sea ilegal, pero el problema es que prácticamente ya no hay canales legales para participar. Las compraventas están bloqueadas y si ocurre algún problema, no hay manera de reclamar por la vía legal. ¿Has sido estafado? Lo siento, puede que ni siquiera puedas denunciarlo.

En resumen, esta vez el objetivo es reducir al mínimo el espacio de actividad de las criptomonedas en el país y cortar cualquier posibilidad de que se utilicen para el lavado de dinero o estafas.

No estoy exagerando. Si esta limpieza realmente logra eliminar los “tumores” de la industria, quizá no sea malo para el desarrollo a largo plazo. Quien quiera seguir en esto, o se va al mercado internacional directamente, o espera a que la política se relaje y obtiene la licencia correspondiente. Pero ahora mismo, el problema más urgente es: buscar la manera de sobrevivir a esta etapa.