¿Alguna vez te has preguntado por qué las blockchains se sienten tan... limitadas? Ya no se trata de la velocidad de las transacciones o de los costes de gas. ¿El verdadero cuello de botella? Están atrapadas viendo solo lo que tienen delante, como si intentaras resolver un rompecabezas al que le faltan la mitad de las piezas.

Ahí es donde los coprocesadores ZK cambian las reglas del juego. Imagina contratos inteligentes que de repente pueden acceder a enormes archivos on-chain, obtener información de múltiples cadenas simultáneamente y realizar cálculos complejos sin despeinarse. Hablamos de contratos que realmente pueden recordar, analizar y actuar en función de patrones históricos, no solo reaccionar al momento presente.

Esto no es una mejora incremental. Es dotar a las blockchains de memoria y de la capacidad de pensar a través de ecosistemas.