En la madrugada del 1 de diciembre, un giro de política silencioso hizo estallar el mercado global de criptomonedas.

La Reserva Federal de EE. UU. anunció el fin del endurecimiento cuantitativo (QT), esa “bomba extractora” que durante más de dos años retiró 2,4 billones de dólares del mercado, por fin se ha detenido. Nada más hacerse pública la noticia, el precio de Bitcoin se disparó más de un 7% en el día, superando directamente los 92.000 dólares; Ethereum también volvió a superar los 3.000 dólares. Aquellos que hace apenas unos días seguían diciendo que “el mercado bajista continúa”, probablemente ya han borrado sus publicaciones durante la noche.

Este rally ha llegado de forma totalmente inesperada, pero los entendidos saben que el verdadero motor es el cambio en las expectativas de liquidez. Basta con mirar la historia para ver el patrón: tras la última vez que la Fed terminó el QT en 2019, Bitcoin pasó de 3.800 a cerca de 65.000 dólares en tan solo 18 meses. Aunque la historia no se repite exactamente igual, el comienzo de este guion resulta extrañamente familiar.

Sin embargo, si uno analiza detenidamente los datos on-chain, verá que no es tan sencillo. Hay un gran volumen de posiciones de Bitcoin con su coste en torno a los 84.000 dólares, por lo que la presión compradora en niveles superiores es bastante débil. Este repunte se debe principalmente a la recompra forzada de posiciones cortas, no a una entrada masiva de capital fresco y real. En otras palabras, la liquidez del mercado sigue muy tensa; subir rápido no significa subir de forma estable.

Para complicarlo aún más, Trump ha empezado a presionar públicamente a la Fed, incluso señalando directamente a Powell. El cambio de política ya era un tema sensible, y ahora, con este componente de juego político añadido, la evolución futura es aún más impredecible.

Por otro lado, Ethereum está preparando un gran movimiento. Próximamente se lanzará la actualización Fusaka, que activará la tecnología PeerDAS y, según se dice, podría reducir de nuevo los costes de transacción de Layer2 entre un 40% y un 60%. Si realmente se implementa, no es descabellado pensar que Ethereum recupere la iniciativa en la carrera de escalabilidad.

Ahora el mercado está en un punto delicado: el ciclo de endurecimiento ha terminado, pero el de relajación aún no ha comenzado de verdad. La válvula se ha cerrado, pero el grifo aún no se ha abierto. Políticas macroeconómicas, avances tecnológicos y el sentimiento del mercado se entremezclan, y nadie puede predecir con certeza el próximo paso. La dirección de la marea ha cambiado, pero la ola aún no ha llegado del todo. ¿Es momento de lanzarse para tomar ventaja o de esperar a que las señales sean más claras? Cada uno tiene su propia respuesta.