Eaton acaba de soltar una bomba de adquisición de $11.8B sobre Cooper Industries esta semana, y mientras la mayoría de la gente está pegada a las noticias de Meta y Apple, este trato conecta silenciosamente un dinero muy antiguo.
Aquí está lo que me sorprendió: estas no son startups. Eaton (fundada en 1911, 113 años) está comprando a Cooper (fundada en 1833, 191 años)—básicamente una empresa que fabricaba arados y calderas cuando EE. UU. aún era una nación joven. Ambas evolucionaron de hardware a gigantes de sistemas de red eléctrica e hidráulicos. Cooper literalmente se reinventó múltiples veces.
El verdadero giro argumental
Pero Cooper ni siquiera se acerca a ser el jugador más viejo en este juego. La casa de subastas Sotheby's tiene más de 280 años—se remonta a 1744 y es la empresa que cotiza en bolsa más antigua en la NYSE. La empresa acaba de presumir al vender “El grito” de Munch por $119.9M en una subasta.
Luego está DuPont, con 222 años de antigüedad (fundada 1802). Comenzó a fabricar pólvora en Delaware, ahora produce productos químicos, plásticos, protección de cultivos y semillas.
¿Por qué estos dinosaurios siguen ganando?
La mayoría de las empresas mueren. Estas no. ¿El hilo común? Reinvención radical sin perder su ADN fundamental. No se aferraron a “como siempre lo hemos hecho”. Se adaptaron a guerras, depresiones, disrupciones tecnológicas y cambios en los gustos de los consumidores—y de alguna manera salieron más fuertes.
El acuerdo Eaton-Cooper no es solo un teatro de fusiones y adquisiciones corporativas. Son dos marcas históricas que abarcan un siglo fusionándose para dominar la infraestructura industrial. Ese es el tipo de foso que no puede ser copiado por ninguna startup respaldada por capital de riesgo.
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Cuando los gigantes se encuentran: La fusión y adquisición que conecta dos siglos de industria
Eaton acaba de soltar una bomba de adquisición de $11.8B sobre Cooper Industries esta semana, y mientras la mayoría de la gente está pegada a las noticias de Meta y Apple, este trato conecta silenciosamente un dinero muy antiguo.
Aquí está lo que me sorprendió: estas no son startups. Eaton (fundada en 1911, 113 años) está comprando a Cooper (fundada en 1833, 191 años)—básicamente una empresa que fabricaba arados y calderas cuando EE. UU. aún era una nación joven. Ambas evolucionaron de hardware a gigantes de sistemas de red eléctrica e hidráulicos. Cooper literalmente se reinventó múltiples veces.
El verdadero giro argumental
Pero Cooper ni siquiera se acerca a ser el jugador más viejo en este juego. La casa de subastas Sotheby's tiene más de 280 años—se remonta a 1744 y es la empresa que cotiza en bolsa más antigua en la NYSE. La empresa acaba de presumir al vender “El grito” de Munch por $119.9M en una subasta.
Luego está DuPont, con 222 años de antigüedad (fundada 1802). Comenzó a fabricar pólvora en Delaware, ahora produce productos químicos, plásticos, protección de cultivos y semillas.
¿Por qué estos dinosaurios siguen ganando?
La mayoría de las empresas mueren. Estas no. ¿El hilo común? Reinvención radical sin perder su ADN fundamental. No se aferraron a “como siempre lo hemos hecho”. Se adaptaron a guerras, depresiones, disrupciones tecnológicas y cambios en los gustos de los consumidores—y de alguna manera salieron más fuertes.
El acuerdo Eaton-Cooper no es solo un teatro de fusiones y adquisiciones corporativas. Son dos marcas históricas que abarcan un siglo fusionándose para dominar la infraestructura industrial. Ese es el tipo de foso que no puede ser copiado por ninguna startup respaldada por capital de riesgo.