Recientemente, la atmósfera en las cenas ha cambiado por completo.

El amigo A está investigando los requisitos para la visa de gestión empresarial en Japón, el amigo B está atento a los requisitos de solicitud para las oficinas familiares en Singapur, otros están calculando el costo real de la política de impuestos cero en Dubái, y las ventajas y desventajas del sistema educativo australiano también han sido analizadas a fondo. El bajo costo de vida en Tailandia, los dividendos del desarrollo en Vietnam, la libertad de capital en Hong Kong: estas palabras ahora se mencionan con facilidad.

Recuerdo que hace dos años, cuando nos encontrábamos, hablábamos sobre qué ciudad había subido los precios de las viviendas, cuántas veces había aumentado alguna altcoin, cómo iban los proyectos en manos de cada uno, si debíamos cambiar de trabajo en la empresa. ¿Y ahora? Los temas han cambiado por completo, ahora hablamos sobre la calidad de los pasaportes, la actualización de políticas de visados, los procesos para obtener permisos de residencia en diferentes países, y cómo hacer una asignación de activos transfronteriza.

No es que de repente todos hayan despertado.
Sino que todos se dieron cuenta de lo mismo: la exposición al riesgo del mercado único es demasiado evidente, y la flexibilidad de los activos y la identidad se ha convertido en una necesidad.