La escena cripto de Asia-Pacífico de la semana pasada estuvo llena de movimientos regulatorios que podrían remodelar el panorama regional. Los EAU acaban de soltar un marco integral dirigido a los protocolos DeFi y a los emisores de monedas estables, señalando que están serios sobre construir una infraestructura compliant para las finanzas descentralizadas. Mientras tanto, Japón está tomando un camino diferente: sus reguladores están presionando hacia reservas de responsabilidad obligatorias para los intercambios, básicamente obligando a las plataformas a demostrar que pueden cubrir los fondos de los usuarios en un escenario de crisis.

En Corea del Sur, la aplicación de la ley se está intensificando mientras las autoridades se preparan para medidas punitivas para las principales plataformas de intercambio que se desvíen de la norma. Kazajistán también está haciendo ruido, con rumores de una posible asignación de $300 millones en activos criptográficos, un movimiento audaz para una nación que ha sido amigable con la minería pero cautelosa respecto a la exposición directa. ¿Y Uzbekistán? Se están moviendo para legalizar completamente los activos digitales, uniéndose a la creciente lista de países de Asia Central que abrazan las criptomonedas como una clase de activo legítima.

Es una mezcla salvaje de reglas más estrictas y puertas abiertas; parece que los gobiernos asiáticos han terminado de permanecer al margen.