Acabamos de terminar algo bastante interesante: realizamos nuestra primera ronda experimental en un protocolo de minteo descentralizado con una moneda del ecosistema Base. Todo surgió de forma totalmente orgánica.

¿Qué lo hizo interesante? Cero barreras de entrada. Todo el sistema era completamente sin permisos: sin solicitudes, sin listas blancas, solo pura ejecución on-chain. Literalmente decidimos en el último momento homenajear a uno de los primeros constructores de Base en su cumpleaños con una ronda de tributo BETR.

La velocidad con la que puedes pasar de la idea a la ejecución en DeFi hoy en día es increíble. Del concepto al despliegue en vivo en horas, no en semanas. Esa es la belleza de los protocolos componibles: cuando la infraestructura ya existe, la experimentación se vuelve sin fricciones.

Es fascinante ver cómo evolucionan los tokens sociales y los mecanismos de coordinación comunitaria en las Layer 2. La eficiencia del gas hace que este tipo de eventos comunitarios espontáneos sean realmente viables ahora.