Aquí hay algo en lo que vale la pena reflexionar: la trayectoria de crecimiento explosivo de Nvidia podría tener un ancla oculta. La subida repentina de los ingresos del gigante de los chips depende cada vez más de las startups de IA y los proveedores de la nube que han estado acumulando deudas para financiar sus construcciones de infraestructura. Cuando tus mayores clientes financian sus compras a través de líneas de crédito apalancadas, eso no es exactamente la base para una expansión sostenible. Estas empresas enfocadas en IA están quemando capital a ritmos alarmantes, y si los mercados de crédito se ajustan o el apetito de los inversores se enfría, Nvidia podría ver cómo sus ordenes se reducen más rápido de lo que cualquiera espera. Es un caso clásico de riesgo interconectado: el auge de la IA parece imparable hasta que miras debajo del capó y ves cuánto de ello funciona con dinero prestado. La historia de la demanda de GPU se vuelve mucho menos emocionante cuando te das cuenta de que los compradores podrían tener dificultades para pagar sus cuentas en una recesión.