Así que hay un plan que está circulando: cheques de $2,000 etiquetados como "dividendos arancelarios" que se enviarán por correo justo antes de las elecciones intermedias. Suena generoso, ¿verdad?
Los expertos no se lo creen. ¿Su opinión? Este movimiento solo agregaría más deuda a un balance ya tenso. El momento también es bastante transparente: el efectivo cae justo cuando los votos son más importantes.
Aquí está la cuestión: los ingresos arancelarios no funcionan como un bote de tragamonedas. Esos fondos ya están comprometidos, y crear un mecanismo de pago directo a los votantes significaría endeudarse para cubrir la diferencia. Es básicamente gasto deficitario con un giro de marketing.
Los mercados pueden no preocuparse mucho a corto plazo, pero ¿la sostenibilidad fiscal? Esa es una historia diferente. Cuando la economía de un año electoral choca con la dinámica de la deuda a largo plazo, las cosas se complican rápidamente.
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Así que hay un plan que está circulando: cheques de $2,000 etiquetados como "dividendos arancelarios" que se enviarán por correo justo antes de las elecciones intermedias. Suena generoso, ¿verdad?
Los expertos no se lo creen. ¿Su opinión? Este movimiento solo agregaría más deuda a un balance ya tenso. El momento también es bastante transparente: el efectivo cae justo cuando los votos son más importantes.
Aquí está la cuestión: los ingresos arancelarios no funcionan como un bote de tragamonedas. Esos fondos ya están comprometidos, y crear un mecanismo de pago directo a los votantes significaría endeudarse para cubrir la diferencia. Es básicamente gasto deficitario con un giro de marketing.
Los mercados pueden no preocuparse mucho a corto plazo, pero ¿la sostenibilidad fiscal? Esa es una historia diferente. Cuando la economía de un año electoral choca con la dinámica de la deuda a largo plazo, las cosas se complican rápidamente.