Se está gestando una gran resistencia en el mundo regulatorio. Se dice que EE. UU. y el Reino Unido están ejerciendo una presión seria sobre el Comité de Basilea para que afloje esos duros requisitos de capital que querían imponer a los bancos que operan con cripto. El marco original era bastante draconiano—básicamente tratando los activos digitales como desechos tóxicos en los balances. Pero con Washington y Londres ahora presionando con fuerza, Basilea podría tener que volver a la mesa de dibujo. Podría ser un punto de inflexión para que las finanzas tradicionales se vuelvan más amigables con la infraestructura cripto. Los bancos han estado al margen precisamente debido a estas brutales reglas de capital. ¿Si se suavizan? El juego podría cambiar rápidamente.