Hace cuatro años y medio renuncié y me dediqué a tiempo completo al comercio de criptomonedas.
En ese momento pensaba muy simple: por fin ya no tenía que fichar, no tenía que informar a nadie sobre mi progreso, el tiempo era completamente mío.
Suena genial, ¿verdad?
Pero al hacerlo realmente, entendí que la libertad es una espada de doble filo. Sin un marco, es más fácil perder el rumbo.
En el mundo de las criptomonedas, esto es aún más exagerado. No hay horarios de entrada y salida, no hay líneas de reporte, ¿trabajo y vida? Ya se mezclaron hace mucho.
Vigilar el mercado las 24 horas, despertarse en medio de la noche por noticias, estudiar proyectos los fines de semana... A veces, esta «libertad» es incluso más agotadora que trabajar en una oficina.
Muchos envidian este estado. Pero solo quienes lo han experimentado realmente entienden— Cuando tienes toda la libertad, lo más difícil es establecer un orden para ti mismo.
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Hace cuatro años y medio renuncié y me dediqué a tiempo completo al comercio de criptomonedas.
En ese momento pensaba muy simple: por fin ya no tenía que fichar, no tenía que informar a nadie sobre mi progreso, el tiempo era completamente mío.
Suena genial, ¿verdad?
Pero al hacerlo realmente, entendí que la libertad es una espada de doble filo. Sin un marco, es más fácil perder el rumbo.
En el mundo de las criptomonedas, esto es aún más exagerado.
No hay horarios de entrada y salida, no hay líneas de reporte, ¿trabajo y vida? Ya se mezclaron hace mucho.
Vigilar el mercado las 24 horas, despertarse en medio de la noche por noticias, estudiar proyectos los fines de semana...
A veces, esta «libertad» es incluso más agotadora que trabajar en una oficina.
Muchos envidian este estado.
Pero solo quienes lo han experimentado realmente entienden—
Cuando tienes toda la libertad, lo más difícil es establecer un orden para ti mismo.