Estados Unidos está tomando la iniciativa, posicionándose como el principal centro de Bitcoin y el corazón de la innovación global en criptomonedas.

A esto se suma su liderazgo indiscutible en inteligencia artificial, además de un creciente consenso de que los activos digitales pueden ayudar a aliviar parte de la presión sobre el dólar. ¿Qué significa todo esto? Simple: las condiciones finalmente se están alineando para que proyectos como Solana prosperen.

Cuando las tendencias macroeconómicas cambian de manera tan marcada a favor de la infraestructura descentralizada, los protocolos con mecanismos nativos de rendimiento incorporados de repente parecen mucho más atractivos. El plan ya no es solo teórico: está siendo validado activamente por el impulso político y los flujos de capital. Este es el tipo de entorno donde las recompensas por staking, la economía de los validadores y los modelos de ingresos en cadena comienzan a captar la atención de actores serios.