A lo largo de muchos años de observación, me di cuenta de un fenómeno interesante: los inversores que ganan grandes cantidades de dinero suelen tener un estilo de vida muy diferente de nuestra concepción popular.
En los ojos de una persona común, parecen ser "inútiles":
El ritmo de vida es pausado, sin prisa. Hablar despacio, pensar a largo plazo. Cada día parece no hacer nada, sin estar ocupado, sin apuros.
Sin embargo, ¿qué hay detrás de esa "tranquilidad"? Toda su energía se dedica a leer y reflexionar. Pero no leen para entretenerse, sino para encontrar lo verdaderamente correcto: los principios, las oportunidades escasas pero de gran valor.
Lo especial de la inversión radica en que:
No necesitas acertar todos los días. Solo necesitas acertar una o dos veces en uno o dos años, pero esas deben ser las ocasiones realmente correctas. Después de eso, puedes "sentarte a jugar" y aún verás crecer tu dinero.
Por el contrario, si una inversión te hace preocuparte todos los días, no puedes comer bien ni dormir tranquilo, es muy probable que no sea una buena inversión. La inversión más valiosa debe ser la que te brinde mayor tranquilidad.
Los buenos inversores tienen una característica en común: paciencia y dejar ir.
No persiguen cada movimiento a corto plazo. Son como un gran gato: el 99% del tiempo están quietos, observando serenamente. Pero en el 1% de los momentos importantes, se lanzan con precisión y decisión.
Invertir con éxito, por lo tanto, no es una carrera de velocidad, sino el arte de esperar.
Esa es la razón por la cual, si nuestras habilidades de inversión no mejoran, probablemente el problema no radica en el conocimiento o la información, sino en que aún no hemos aprendido a vivir "como un inútil" – desacelerar, observar más y actuar solo cuando estemos seguros.
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Inversor "Como un Inútil" – El Secreto Detrás del Gran Éxito
A lo largo de muchos años de observación, me di cuenta de un fenómeno interesante: los inversores que ganan grandes cantidades de dinero suelen tener un estilo de vida muy diferente de nuestra concepción popular. En los ojos de una persona común, parecen ser "inútiles": El ritmo de vida es pausado, sin prisa. Hablar despacio, pensar a largo plazo. Cada día parece no hacer nada, sin estar ocupado, sin apuros. Sin embargo, ¿qué hay detrás de esa "tranquilidad"? Toda su energía se dedica a leer y reflexionar. Pero no leen para entretenerse, sino para encontrar lo verdaderamente correcto: los principios, las oportunidades escasas pero de gran valor. Lo especial de la inversión radica en que: No necesitas acertar todos los días. Solo necesitas acertar una o dos veces en uno o dos años, pero esas deben ser las ocasiones realmente correctas. Después de eso, puedes "sentarte a jugar" y aún verás crecer tu dinero. Por el contrario, si una inversión te hace preocuparte todos los días, no puedes comer bien ni dormir tranquilo, es muy probable que no sea una buena inversión. La inversión más valiosa debe ser la que te brinde mayor tranquilidad. Los buenos inversores tienen una característica en común: paciencia y dejar ir. No persiguen cada movimiento a corto plazo. Son como un gran gato: el 99% del tiempo están quietos, observando serenamente. Pero en el 1% de los momentos importantes, se lanzan con precisión y decisión. Invertir con éxito, por lo tanto, no es una carrera de velocidad, sino el arte de esperar. Esa es la razón por la cual, si nuestras habilidades de inversión no mejoran, probablemente el problema no radica en el conocimiento o la información, sino en que aún no hemos aprendido a vivir "como un inútil" – desacelerar, observar más y actuar solo cuando estemos seguros.