He estado siguiendo a Ben Armstrong, también conocido como BitBoy, desde los primeros días. Comencé a seguirlo en 2018 cuando su canal de YouTube apenas despegaba. Ha sido un viaje - y no de una buena manera.
Claro, su patrimonio neto estimado se sitúa entre 10-15 millones de dólares. Números impresionantes en papel. Pero déjame decirte algo: esta riqueza se construyó sobre las espaldas de inversores minoristas ingenuos que confiaron en su "asesoría" experta.
Recuerdo cuando él promocionaba monedas basura literales a sus seguidores, recolectando cheques de patrocinio gordos mientras la gente común perdía sus ahorros. ¿Su imperio de YouTube generando millones de visitas? Esos no son videos educativos - son anuncios glorificados que se disfrazan de análisis.
El hombre tiene al menos cinco fuentes de ingresos: anuncios de YouTube, patrocinios de proyectos (a menudo no revelados), comisiones de marketing de afiliados, sus propias criptomonedas y productos de merchandising. Manual clásico de influencers, pero con consecuencias devastadoras en el mundo real cuando la gente sigue su "consejo" financiero.
Lo que realmente me molesta es cómo ha aprovechado su base de 1.4 millones de suscriptores. No son solo números, son personas reales tomando decisiones financieras basadas en sus predicciones exageradas. ¿Recuerdas sus infames predicciones de precios durante el mercado alcista? Pura fantasía diseñada para mantener alta la participación.
Las controversias que lo rodean no son solo notas al pie, son fundamentales para entender su modelo de negocio. Ha enfrentado serias acusaciones de promover proyectos para su beneficio personal, solo para deshacerse de sus seguidores cuando los precios subieron.
Seamos honestos: Armstrong no se hizo rico porque sea un genio de las criptomonedas. Se hizo rico al posicionarse como uno. Gran diferencia. Su riqueza no es un testimonio de experiencia en criptomonedas, sino de su astucia en marketing en un espacio no regulado donde la responsabilidad apenas existe.
El mundo cripto no necesita más BitBoys. Necesita transparencia, honestidad y educación real, tres cosas que faltan en la mayor parte de su contenido.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
La Caída de BitBoy: El Lado Oscuro de la Riqueza de los Influencers de Cripto
He estado siguiendo a Ben Armstrong, también conocido como BitBoy, desde los primeros días. Comencé a seguirlo en 2018 cuando su canal de YouTube apenas despegaba. Ha sido un viaje - y no de una buena manera.
Claro, su patrimonio neto estimado se sitúa entre 10-15 millones de dólares. Números impresionantes en papel. Pero déjame decirte algo: esta riqueza se construyó sobre las espaldas de inversores minoristas ingenuos que confiaron en su "asesoría" experta.
Recuerdo cuando él promocionaba monedas basura literales a sus seguidores, recolectando cheques de patrocinio gordos mientras la gente común perdía sus ahorros. ¿Su imperio de YouTube generando millones de visitas? Esos no son videos educativos - son anuncios glorificados que se disfrazan de análisis.
El hombre tiene al menos cinco fuentes de ingresos: anuncios de YouTube, patrocinios de proyectos (a menudo no revelados), comisiones de marketing de afiliados, sus propias criptomonedas y productos de merchandising. Manual clásico de influencers, pero con consecuencias devastadoras en el mundo real cuando la gente sigue su "consejo" financiero.
Lo que realmente me molesta es cómo ha aprovechado su base de 1.4 millones de suscriptores. No son solo números, son personas reales tomando decisiones financieras basadas en sus predicciones exageradas. ¿Recuerdas sus infames predicciones de precios durante el mercado alcista? Pura fantasía diseñada para mantener alta la participación.
Las controversias que lo rodean no son solo notas al pie, son fundamentales para entender su modelo de negocio. Ha enfrentado serias acusaciones de promover proyectos para su beneficio personal, solo para deshacerse de sus seguidores cuando los precios subieron.
Seamos honestos: Armstrong no se hizo rico porque sea un genio de las criptomonedas. Se hizo rico al posicionarse como uno. Gran diferencia. Su riqueza no es un testimonio de experiencia en criptomonedas, sino de su astucia en marketing en un espacio no regulado donde la responsabilidad apenas existe.
El mundo cripto no necesita más BitBoys. Necesita transparencia, honestidad y educación real, tres cosas que faltan en la mayor parte de su contenido.