Últimamente, el sector de las stablecoins está que arde.

La regulación ha actuado casi de forma simultánea en dos frentes: Hong Kong y China continental han lanzado una combinación de políticas que ha pillado al mercado completamente desprevenido. La contundencia y el alcance de estas medidas podrían marcar un punto de inflexión para toda la industria.

La postura en China continental es especialmente clara: prohibición total de las operaciones con stablecoins. Las autoridades han calificado directamente estas actividades como financieras ilegales; no se trata de una advertencia ni de una simple reunión, sino de acciones reales: este año ya se han resuelto más de 300 casos relacionados y se han bloqueado fondos por valor de 4.600 millones. No es una simple reestructuración del mercado, la lógica de fondo es evidente: allanar el camino para el yuan digital. Cuando la moneda digital nacional debe consolidarse, las stablecoins extranjeras deben apartarse. Y ahora ya no se trata solo de prohibir las transacciones, sino que las actividades ilícitas también serán perseguidas penalmente; la capacidad disuasoria de esto no es ninguna broma.

Lo de Hong Kong es aún más interesante.

Con la nueva normativa, los minoristas quedan directamente excluidos de las operaciones con USDT. La razón es sencilla: Tether no tiene licencia y las personas normales ya no pueden operar con USDT, solo los inversores profesionales pueden seguir haciéndolo. Hong Kong pretende, claramente, filtrar a las instituciones reguladas mediante altos requisitos de entrada y redirigir el uso de las stablecoins desde la especulación virtual hacia escenarios reales: pagos transfronterizos, consumo turístico, liquidación comercial... esos son los enfoques que realmente les interesan.

¿Qué cambios provocarán estas políticas en el mercado?

Sin duda, habrá un ajuste violento en los flujos de capital. El volumen de operaciones con USDT en China continental caerá rápidamente; esos fondos buscarán salida hacia el yuan digital o hacia nuevos canales regulados. Algunos intentarán recurrir a plataformas extranjeras, pero los riesgos y los costes se dispararán.

Se abre la oportunidad para las stablecoins reguladas. Monedas como USDC, con mayor transparencia y reconocimiento regulatorio, pueden aprovechar para ganar cuota de mercado. Cuanto más duro el control, más ventajas para los actores regulados.

La jugada de Hong Kong es muy estratégica. Con una regulación estricta, buscan atraer a grandes instituciones para crear un “laboratorio financiero regulado de alto nivel”, que incluso podría convertirse en el nuevo centro neurálgico para el flujo internacional de capitales en Asia. No es simplemente una restricción, es una reconfiguración de las reglas del juego.

Ahora la cuestión es: ¿La restricción de stablecoins en los mercados clave provocará un efecto dominó en el sector? ¿Podrá este “experimento sandbox” de Hong Kong convertirse realmente en la nueva puerta de entrada para el capital mainstream y llevar la industria hacia un rumbo más regulado y sólido?

El mercado cambia, las reglas cambian, pero lo único que no cambia es que la regulación es la tendencia imparable. ¿Qué opinas tú sobre esta oleada regulatoria?