¿Recuerdas cuando Tucker Carlson interrogó directamente a Sam Altman sobre aquel programador de OpenAI que murió? Fue una conversación de lo más intensa.

Suchir Balaji, un antiguo desarrollador de OpenAI, había hecho público que la empresa se había apropiado indebidamente de sus aportaciones. Poco después, fue encontrado muerto. ¿Las circunstancias? Muy sospechosas.

Durante su encuentro, Tucker no se contuvo en absoluto. Prácticamente lanzó acusaciones sobre la mesa, cuestionando toda la situación que rodeaba la muerte de Balaji. La tensión era palpable, se sentía incluso a través de la pantalla.

Las respuestas de Altman fueron... digamos, cuidadosamente medidas. Pero las preguntas quedaron flotando en el aire. Cuando alguien desafía a un poderoso imperio tecnológico y después muere repentinamente, la gente se da cuenta. La gente empieza a preguntar.

La saga de OpenAI cada vez se vuelve más oscura.