Antes conocí a un fren que abrió una tienda, su experiencia me dejó una impresión muy profunda. Tenía una órden grande que estaba a punto de concretarse, pero de repente el proveedor de servicios de pago congeló su cuenta—¿la razón? Un problema de crédito inexplicable, ni siquiera le dieron una explicación decente.

Este es el problema común del sistema bancario tradicional: para ellos, los propietarios de pequeñas y microempresas no son más que un montón de códigos documentales, sin ver el verdadero flujo de fondos y la situación operativa detrás. ¿Qué sistema de evaluación de crédito anticuado están utilizando ahora? Un PDF de conciliación de hace unos meses, informes financieros obsoletos, además de un montón de suposiciones subjetivas.

Lo más irónico es que ignoran lo que más puede probar la salud de una empresa: el flujo de efectivo en tiempo real. Cuánto dinero entra y sale de tu cuenta cada día, cuán rápido son los ciclos de pago de los clientes, cómo es la rotación de inventario, estos datos tangibles los ven como si no existieran. Insisten en seguir un viejo calendario, aferrándose a reglas de hace décadas para estrangularte.

Dicho esto, la lógica de gestión de riesgos de las instituciones financieras tradicionales ya debería haberse actualizado.