El ETF de Bitcoin tardó casi una década en obtener la aprobación, mientras que los altcoins lo consiguieron en apenas seis meses.
En noviembre de 2025, Wall Street presenció un hecho insólito. Solana, XRP y Dogecoin, altcoins que el sector financiero tradicional había desestimado como “juguetes especulativos”, debutaron conjuntamente como ETF regulados en la Bolsa de Nueva York y NASDAQ en cuestión de semanas.
Aún más relevante, estos ETF no atravesaron el proceso tradicional de revisión exhaustiva y caso por caso de la SEC. En su lugar, aprovecharon un nuevo “estándar universal de cotización” y una poco conocida “cláusula 8(a)” de vía rápida, entrando en vigor prácticamente de forma automática con apenas un consentimiento regulatorio tácito.
Las reglas del juego están cambiando por completo.
Durante años, la estrategia de la SEC ante los ETF de criptomonedas se resumía en una consigna: retrasar siempre que fuera posible.
Cada nuevo ETF requería que las bolsas presentaran propuestas de cambio normativo, lo que daba a la SEC hasta 240 días para revisar cada solicitud. El organismo solía rechazar los expedientes en el último momento, alegando “riesgo de manipulación de mercado”. Este enfoque eminentemente restrictivo provocó la desaparición de infinidad de solicitudes.
Sin embargo, el 17 de septiembre de 2025, todo cambió.
La SEC aprobó enmiendas al “estándar universal de cotización” propuestas por tres grandes bolsas. Este cambio técnico abrió la puerta a los ETF de altcoins: los criptoactivos que cumplan determinados requisitos pueden ahora cotizar directamente, sin revisión individualizada.
Los requisitos clave de elegibilidad son claros:
Cumplir cualquiera de estas condiciones permite a un ETF de altcoin acceder a la “vía rápida”. Solana, XRP y Dogecoin reunían los requisitos.
Los emisores fueron más allá y aprovecharon otro “acelerador”: la cláusula 8(a).
Las solicitudes tradicionales de ETF incluyen una cláusula de “efectividad diferida”, que permite a la SEC revisar indefinidamente. Pero en el cuarto trimestre de 2025, emisores como Bitwise y Franklin Templeton comenzaron a omitir esta cláusula en sus expedientes.
Según la Sección 8(a) de la Ley de Valores de 1933, si una declaración de registro no contiene lenguaje que retrase la efectividad, entra en vigor automáticamente 20 días después de su presentación, salvo que la SEC emita una orden de suspensión.
Esto obligó a la SEC a decidir: o encontraba fundamentos para bloquear el producto en 20 días o veía cómo entraba en vigor de forma automática.
Con la plantilla recortada por el cierre gubernamental y la presión judicial creciente tras casos como Ripple y Grayscale, la SEC se vio desbordada por cientos de solicitudes. Para agravar el escenario, el presidente de la SEC, Gary Gensler, dimitió el 20 de enero de 2025, dejando al organismo en situación interina.
Los emisores aprovecharon esta ventana excepcional y actuaron con rapidez.
Solana, reconocida por su blockchain de alto rendimiento, se convirtió en el tercer activo principal en cotizar como ETF tras BTC y ETH.
En noviembre de 2025 ya se habían lanzado seis ETF de Solana, incluidos BSOL de Bitwise, GSOL de Grayscale y VSOL de VanEck. BSOL de Bitwise fue especialmente innovador: no solo ofrecía exposición al precio de SOL, sino que también buscaba distribuir a los inversores los rendimientos por staking obtenidos en la red.
Fue una apuesta valiente. La SEC ha considerado tradicionalmente los servicios de staking como ofertas de valores, pero Bitwise definió claramente su formulario S-1 como “Staking ETF”, con el objetivo de crear una estructura conforme para distribuir recompensas de staking. Si tiene éxito, el ETF de Solana capturará tanto la apreciación del precio como un flujo de caja similar a dividendos, haciéndolo mucho más atractivo que los ETF de Bitcoin sin rendimiento.
Otro punto polémico: Solana no disponía de un contrato de futuros en CME. Históricamente, esto habría supuesto el rechazo de la SEC. Sin embargo, los reguladores lo admitieron, probablemente reconociendo que el historial de cotización en bolsas reguladas como Coinbase ofrecía suficiente descubrimiento de precios.
El comportamiento del mercado resultó igualmente notable.
De acuerdo con SoSoValue, los ETF de Solana encadenaron 20 días consecutivos de entradas netas desde su lanzamiento, sumando 568 millones de dólares. Mientras los ETF de Bitcoin y Ethereum sufrían importantes salidas en noviembre, los ETF de Solana captaron capital a contracorriente. Al cierre de noviembre, los seis fondos de Solana gestionaban 843 millones de dólares en activos, equivalente al 1,09 % de la capitalización de mercado de SOL.
Esto demuestra que el capital institucional está rotando fuera de las posiciones saturadas en Bitcoin y busca nuevos activos con mayor beta y potencial de crecimiento.
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XRP ETF: Revalorización tras el acuerdo regulatorio
La trayectoria de XRP hacia el ETF estuvo bloqueada durante años por la disputa legal entre Ripple Labs y la SEC. Tras alcanzar un acuerdo en agosto de 2025, la incertidumbre sobre XRP desapareció, desatando una oleada de solicitudes de ETF.
En noviembre, cinco ETF de XRP se habían lanzado o estaban a punto de hacerlo:
Pese al fuerte arranque, el precio de XRP sufrió presión bajista tras el lanzamiento de los ETF. Tras el debut del ETF de Bitwise, XRP cayó alrededor de un 7,6 % en pocos días, llegando a perder más de un 18 % en algún momento. Fue el clásico “comprar con el rumor, vender con la noticia”: los especuladores compraron antes de la aprobación y vendieron cuando la noticia se hizo oficial. Factores macroeconómicos, como unos sólidos datos de empleo que redujeron las expectativas de recorte de tipos, también lastraron los activos de riesgo. A largo plazo, sin embargo, los ETF están aportando flujos pasivos estables a XRP. Las entradas netas acumuladas en ETF de XRP superan los 587 millones de dólares desde el lanzamiento. Mientras los especuladores salen, los inversores institucionales están entrando, construyendo un suelo de precio más alto para XRP a largo plazo.
El lanzamiento de los ETF de Dogecoin supone un punto de inflexión: Wall Street reconoce ahora las “meme coins”, impulsadas por el consenso de la comunidad y los efectos de red, como vehículos de inversión legítimos.
Actualmente existen tres productos vinculados a Dogecoin:
La reacción del mercado ha sido moderada. El volumen de negociación de GDOG en su primer día fue de apenas 1,41 millones de dólares, sin entradas netas. Esto refleja probablemente que la base inversora de Dogecoin es mayoritariamente minorista y prefiere mantener los tokens directamente en exchanges, evitando las comisiones de gestión de ETF. Aun así, el mercado confía en que BWOW de Bitwise, gracias a sus menores comisiones y mayor potencia de marketing, despierte la demanda institucional en este segmento.
Más allá de los tres principales altcoins, Litecoin, Hedera (HBAR) y BNB también aspiran activamente al estatus de ETF.
Litecoin, como bifurcación del código de Bitcoin, es el activo más próximo a BTC en términos regulatorios y se considera una commodity. Canary Capital solicitó un ETF en octubre de 2024 y presentó el formulario 8-A (paso final de registro en bolsa) el 27 de octubre de 2025, lo que indica que la aprobación del ETF de LTC es inminente.
Las solicitudes de ETF de HBAR están lideradas por Canary, con Grayscale siguiéndole. El gran avance fue el lanzamiento en febrero de 2025, por parte de Coinbase Derivatives, de un contrato de futuros de HBAR regulado por la CFTC, lo que proporciona la base regulatoria para que HBAR cumpla el “estándar universal de cotización”. NASDAQ ha recibido la presentación 19b-4 de Grayscale, lo que sugiere que HBAR será probablemente el próximo activo aprobado.
BNB es el caso más complejo. VanEck presentó un formulario S-1 para VBNB, pero dada la estrecha relación de BNB con Binance y el complejo historial regulatorio de Binance en EE. UU., el ETF de BNB se considera la prueba definitiva para el nuevo liderazgo de la SEC.
La llegada de los ETF de altcoins supone mucho más que la aparición de nuevos tickers de inversión: está transformando estructuralmente el mercado a través de los flujos de capital.
El Banco de Pagos Internacionales (BIS) introdujo el concepto de “crypto multiplier”: la reacción de la capitalización de mercado de los criptoactivos a las entradas de capital no es lineal. En altcoins, con mucha menor liquidez que Bitcoin, el capital institucional canalizado vía ETF puede provocar fuertes shocks de precio.
Según Kaiko, la profundidad de mercado al 1 % de Bitcoin era recientemente de 535 millones de dólares, mientras que la mayoría de altcoins apenas suma una fracción de esa cifra. Esto implica que entradas comparables, como los 105 millones de dólares del primer día en el ETF de XRP de Bitwise, deberían tener un impacto de precio mucho mayor en XRP que en BTC.
El actual fenómeno de “vender con la noticia” enmascara este efecto. Los creadores de mercado deben comprar activos spot para crear participaciones de ETF, pero si el sentimiento es bajista, pueden cubrirse vendiendo futuros o liquidando inventario OTC, limitando temporalmente las subidas del precio spot.
A medida que los ETF acumulan activos, este flujo pasivo irá drenando la liquidez de los exchanges, lo que provocará oscilaciones de precio más intensas y con sesgo alcista en el futuro.
El lanzamiento de ETF ha intensificado la estratificación de liquidez en el mercado cripto:
Primer nivel (activos ETF): BTC, ETH, SOL, XRP, DOGE. Estos activos disponen de rampas de entrada reguladas, y los asesores de inversión registrados (RIA) y los fondos de pensiones pueden invertir libremente en ellos. Gozan de una “ventaja regulatoria” y menor riesgo de liquidez.
Segundo nivel (activos sin ETF): otros tokens de capa 1 y DeFi. Sin canales ETF, estos activos siguen dependiendo del capital minorista y la liquidez on-chain. Su correlación con los activos mainstream puede debilitarse, exponiéndolos al riesgo de marginación.
Esta divergencia transformará la lógica de valoración cripto, pasando de la especulación a un sistema multipolar basado en canales de cumplimiento y asignación institucional.
La ola de ETF de altcoins a finales de 2025 marca un punto de inflexión en el paso de los criptoactivos de la “especulación marginal” a la “asignación mainstream”.
Al aprovechar hábilmente el “estándar universal de cotización” y la “cláusula 8(a)”, los emisores superaron la resistencia de la SEC y llevaron a bolsas reguladas activos antes controvertidos como Solana, XRP y Dogecoin.
Esto no solo abrió canales regulados de capital para estos activos, sino que además les otorgó un reconocimiento legal de facto como “materias primas digitales”.
Pese a la presión de toma de beneficios a corto plazo, a medida que los inversores institucionales asignen entre el 1 % y el 5 % de sus carteras a estos activos, los flujos estructurales impulsarán inevitablemente la valoración de estas “materias primas digitales”.
En los próximos 6-12 meses, se prevé que más activos, como Avalanche y Chainlink, sigan el mismo camino.
En un mercado cripto multipolar, los ETF marcan la línea divisoria entre los activos “core” y los “periféricos”.
Para los inversores, esta transformación no solo aporta nuevas oportunidades, sino que redefine por completo el panorama: un mercado antes dominado por la especulación y la narrativa evoluciona hacia un nuevo orden basado en el cumplimiento y la asignación institucional. Este cambio es ya irreversible.
